Arquitectura blanca, arquitectura mediterránea, arquitectura minimalista. La nitidez blanca y geométrica de esta vivienda se abre al magnífico paisaje del mar mediterráneo y al campo de golf Los Flamingos.
A través de sus grandes superficies acristaladas, que van de suelo a techo, protegidas por un amplio porche y pérgolas que tamizan la luz, encontramos un lugar idóneo desde donde poder disfrutar del descanso de unas merecidas vacaciones.
Dicho porche queda perforado por una palmera con el gesto de querer integrar la propia naturaleza en la vivienda.
Espacios abiertos, espacios comunicados, donde interior y exterior se confunden.
La piscina y una zona de estar exterior quedan unidos a través de una plataforma de madera donde disfrutar del sol hasta el atardecer.
La zona de día se sitúa en planta baja. Incluyendo una cocina abierta al comedor y comunicada con el exterior a través de dos porches laterales, donde se encuentra la zona de barbacoa camuflada tras un pilar apantallado que sostiene el porche. El salón, a doble altura, cuenta con una gran chimenea y también queda abierto al comedor. En este nivel se sitúa también, el dormitorio de invitados.
En la planta superior, se ubican otros dos dormitorios unidos por una pasarela que asoma sobre el hall y el salón a modo de puente. Cada uno de ellos, con sus terrazas independientes desde las cuales disfrutar de las magníficas vistas.
Una arquitectura para el descanso y el disfrute donde establecer una residencia para pasar el verano.