Una casa para abrazar el buen tiempo.
Sierra Blanca, es el nombre de una urbanización de Marbella, considerada como una de las mejores de la ciudad, con preciosas vistas a la montaña y al mar.
Esta casa se abre al exterior con una reforma que suma superficie de porches y creado un gran salón-comedor-cocina abierto a la piscina y al jardín.
Se pretende conservar el lenguaje de la construcción original, pero con un toque de modernidad. Nos hemos planteado hacer una vivienda más funcional y abierta al jardín, más luminosa y de espacios interiores más abiertos, unificando la zona de día en un gran espacio que invita a la permanencia y contemplación del espacio exterior que parece introducirse dentro de la casa. Amplias correderas acristaladas conectan la zona de día con el porche y diluyen los límites entre interior y exterior, potenciado por el uso del mismo pavimento dentro y fuera de la casa.
La puerta de acceso a la parcela, da paso a un patio con un estanque frente al ventanal a doble altura de la nueva escalera, y actúa como atrio de bienvenida tras el cual nos encontraremos con el porche de acceso a la vivienda. Mantenemos el garaje para dos coches en la ubicación original.
Para nosotros, había una actuación de bastante importancia y era la de crear un gran porche de entrada que mostrara el jardín nada más entrar en línea con el porche del jardín y a la vez modificar la forma de la escalera, a la cual queríamos dar más protagonismo, además de iluminar la entrada que resultaba ser un espacio bastante oscuro.
Nada más entrar en la vivienda, nos encontramos con el nuevo salón, dividido en dos ambientes, uno más íntimo junto a la chimenea y otro que alberga el piano. Una estantería abierta a ambos lados nos divide la cocina-comedor del salón. Junto a la cocina, se sitúa el distribuidor que nos da paso al garaje, lavadero y cocina de trabajo.
El aseo de cortesía y armario de abrigos se ubican próximos a la escalera y al otro lado de la entada se desarrolla el dormitorio de invitados con baño y vestidor en suite.
Vemos necesario conectar más la piscina con la casa, además de hacerla más “divertida”, con una zona de menor profundidad para poner tumbonas semi-sumergidas.
Junto a la piscina, un porche exterior para disfrutar de la sombra junto a la zona de baño, con el uso de la celosía, como una membrana que atenúa la temperatura, tamiza la luz y sin renunciar a la ventilación del espacio, consiguiendo a la vez intimidad. Proponemos un porche cubierto que contiene un bar-barbacoa-comedor exterior y un núcleo cerrado en el que se ubica el aseo de la piscina y un almacén para el jardín.
En planta baja no disponemos de vistas al mar, así que será la piscina y el nuevo jardín, los que contribuyan al enriquecimiento de la vista en la zona de día.
En planta primera, hemos planteado 3 dormitorios, con baño y vestidor en suite. El dormitorio principal es el gran protagonista, situado en el centro y con un vestidor a cada lado (verano-invierno) además de un gran baño bajo el torreón. Todo queda rodeado por una gran terraza desde la cual podremos disfrutar del mar.
Un nuevo pabellón, semienterrado, será la nueva extensión de la casa, donde se ubicará el gimnasio y el spa, iluminado a través de un patio inglés y dos lucernarios. Mantenemos el cuarto técnico donde se encontraba originalmente y en el resto del espacio que teníamos disponible, hemos establecido un trastero y un apartamento para el servicio.
Elegimos tonalidades tierra y blancos para sintonizar con la piedra y cubierta de tejas usada en la vivienda existente.
Los olivos, palmeras y plataneras, visten la casa, y el césped queda parcheado por piezas prefabricadas sobre el césped que funcionan como pasarelas de conexión. La montaña recoge la fachada al norte y el mar al sur. Un lugar idílico en el que vivir.